domingo, 18 de enero de 2009

Un punto lanzado por la borda en el descuento


ATHLETIC CLUB 3-2 VALENCIA CF

Al Valencia se le escapó un punto de San Mamés después de haber peleado contra viento y marea para empatar un partido que no supo rematar cuando lo tenía de cara. Un penalti infantil de Manuel Fernandes en el último minuto decantó el resultado para los de San Mamés. Los leones siguen en su espectacular racha de victorias en liga pese a que, ante el Valencia, demostraron que viven más de corazón que de cabeza, y la poca cabeza, la encuentran en la altura de Fernando Llorente, que ayer volvió a marcar a los valencianistas.

La defensa de circunstancias que saltó a la catedral de Bilbao sufrió en exceso con Ion Velez y Llorente. El Athletic ganó en altura todas las jugadas y así llegaron sus dos primeros goles que reducían las ventajas conseguidas previamente por Villa y Morientes. Los bilbaínos aprovecharon la inoportuna lesión de Renan para empatar al borde del descanso y aguantar los envites del Valencia en la segunda mitad hasta forzar el penalti decisivo en el descuento.

Como ya hicieran ante el Villarreal, los valencianistas abrieron enseguida la lata vasca. Emery conocía la fuerza de salida del Athletic en los primeros minutos y por eso exigió a sus jugadores una máxima concentración que dio sus frutos en el primer minuto. Mata puso un pase a la espalda de la defensa para que Villa definiera de primeras ante Iraizoz.

El comienzo idóneo de los blanquinegros les daba alas de optimismo pero el Athletic no se rindió y enseguida respondió con una aproximación de Ion Velez que acabó en las manos de Renan. Al cuarto de hora, Gabilondo ya había empatado para los bilbaínos en una jugada por banda derecha que acabó con su testarazo delante de la mirada pasiva de Albelda.

Con el empate del Athletic el partido se abrió todavía más y los valencianistas encontraban fácilmente el camino al área de Iraizoz. Cada llegada era síntoma de peligro aunque el que más se atevió a tirar a puerta fue Fernandes en dos ocasiones. El propio Fernandes tuvo la oportunidad de marcar en un tiro de falta que Iraizoz desvió milagrosamente.

La superioridad en ataque de los de Emery quedó refrendada cuando Villa recibió el balón en banda derecha y atemorizó a la defensa bilbaína con su incursión. El asturiano dejó el pase de la muerte a Morientes que la empujó a la red en un inteligente desmarque.

Pero las peores noticias para los valencianistas estaban por llegar. Al borde del descanso Renan se vio obligado a retirarse por una rotura fibrilar. Guaita tuvo que sustituirle inmediatamente, lo que acusó en el segundo gol del Athletic. El guardameta de Torrent no reaccionó bien ante el remate de Javi Martínez, que volvió a rematar sin oposición por parte de los jugadores del Valencia.

Tras la reanudación, el ímpetu de los leones bilbaínos decayó y el Valencia controló ampliamente la posesión del balón. Joaquín y Mata gozaron de la posibilidad de romper el empate. El gaditano conectó hábilmente un centro desde la banda derecha que acabó en la cruceta de la portería de Gorka Iraizoz, mientras que el asturiano envió el balón alto cuando San Mamés ya veía el tercer gol valencianista.

Emery pensó en reservar jugadores para el encuentro de copa contra el Sevilla y retiró a Villa por Michel pese a las molestias en el hombro de Morientes. Más tarde colocó a Vicente para quitar a Joaquín y el Valencia perdió imaginación en la creación del juego, lo que se vio contrarrestado con la apuesta ofensiva de Joaquín Caparrós. El andaluz puso sobre el terreno de juego a Torquera y Yeste, y el Athletic volvió a aparecer en el juego.

Los minutos finales se jugaron en campo valencianista, y después de dos avisos serios de los bilbaínos a los que Guaita había respondido bien, llegó el penalti de Fernandes a Javí Martínez. Un agarrón por el brazo que no desestabilizó para lanzar el balón pero que Megia Dávila consideró suficiente para pitar. El portugués fue expulsado con roja directa y Fernando Llorente definió por el lado derecho de Guaita, que no llegó por centímetros a un lanzamiento que echaba por tierra todos el esfuerzo derrochado durante noventa minutos.

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