Los valencianistas no renunciaron al empate y se hicieron dueños del balón tras el descanso. Pero cuando el empate más cerca estaba llegó la expulsión de Marchena por doble amarilla y las sustituciones incomprensibles de Emery que cortaron las alas al equipo. Maduro tuvo que cumplir la papeleta de parar inocentemente a su compatriota Robben y la salida de Silva por Baraja dejó al Valencia sin cerebro. Los valencianistas resistieron un resultado que se hace corto con las ocasiones desperdiciadas por ambos equipos.
El Valencia saltó al Santiago Bernabeú decidido a conseguir la victoria como si de Mestalla se tratase, y enseguida se dio de bruces con la realidad de un equipo que quería recuperar el cariño de su casa. La alegría táctica de Emery con la defensa adelantada, como ya jugó en el Camp Nou y contra Saint Etienne, se topó con la pegada del Madrid.
Robben recibió el balón en la derecha y se deshizo con una facilidad insultante de Del Horno para internarse hasta al área. Allí encontró a Higuaín, conectó el pase con un certero tiro cercano al palo largo de Renan.
El Valencia quedó desfigurado tras el gol, que no entraba en los planes de nadie, y milagrosamente no acabó goleado en la primera media hora de encuentro. Van der Vaart con un tiro al palo, y Robben en dos ocasiones, tuvieron el gol cantado en sus botas. El extremo holandés volvía a ser un incordio ante Del Horno, que era un juguete en manos del madridista.
Solo en la recta final de la primera parte el Valencia se repuso y empezó a ganar la partida en el medio del campo con Baraja. El vallisoletano mantenía la dirección del juego valencianista y así llegaron las ocasiones de empatar al Real Madrid. Villa lanzó a las nubes un remate en el que Casillas ya estaba en el suelo y más tarde, fue el meta madridista quien le ganó la partida en el uno a uno al asturiano.
Tal fue el dominio que fue adquiriendo el Valencia que ya en la segunda mitad llegaron momentos de acoso y derribo sobre la portería de Casillas. Tanto Fernandes como David Villa hicieron trabajar al portero del Madrid, pero la falta de acierto no daba premio a la voluntad valencianista.
Pero el Real Madrid pudo respirar gracias a la actuación de Unai Emery en los cambios, donde quitó al Valencia los principales argumentos que mantenían al equipo cerca del empate. La inclusión de Silva en el equipo dejó a Baraja en el banquillo y los valencianistas se quedaron con el peso que el Pipo ejercía sobre la medular del campo. El canario, sin embargo, no apareció como el revulsivo que se le esperaba y más tarde quedaría influenciado por la expulsión de Marchena.
El central andaluz se vio obligado a provocar su segunda tarjeta amarilla ante un contraataque de Guti, y dejó al equipo de Emery a merced de lo que el descontrol táctico de Juande Ramos pudiera hacer con el Valencia. Villa, Joaquín y Mata se quedaron aislados en un ataque que vivía de los córners que sacaba por bandas.
Como motivo de precaución, el técnico vasco sacó a Del Horno del peligro de Robben pero colocó a Maduro de forma incomprensiva. El mediocentro holandés volvió a verse fuera de sitio y fue superado por todos los lados por su compatriota Robben. Solo la precisión puntual de Albiol y Miguel evitaron que la autopista de Robben por banda izquierda llegara a generar más goles.