domingo, 26 de octubre de 2008

Unai Emery, el timón que necesitábamos



Ya se echaba de menos en Mestalla a un entrenador como Unai Emery. Cuando Rafa Benítez decidió poner fin a su carrera en nuestro equipo, los por entonces dirigentes del Valencia se espabilaron en viajar a Londres para volver a contratar a Claudio Ranieri. El italiano era el único que podía hacer olvidar, en teoría, al técnico madrileño, ya que en la temporada 98/99 logró conquistar el primero de los títulos que han caracterizado la etapa ganadora de este Valencia del siglo XXI. Para desgracia de nuestro club, el regreso del técnico romano supuso para el club atravesar una época oscura, ya que el equipo entró en una racha negativa que acabó con il generale destituido tras ser eliminado primero de la Champions en la primera liguilla y no mucho después de la copa de la UEFA. Ranieri fue relevado por Antonio López, quien fuera segundo entrenador del cuerpo técnico de Rafa Benítez. Pero la etapa de López tampoco supuso ningún cambio a mejor en los resultados valencianistas.

Afortunadamente para los seguidores, esa etapa llegó a su fin, y el consejo de administración hizo efectiva la contratación de Quique Sánchez Flores, quien durante esa fatídica temporada blanquinegra consiguió mantener al Getafe en primera división varias jornadas antes de acabar el campeonato. Se contrató al que fuera durante muchas temporadas lateral derecho del Valencia para ostentar el cargo de dirigente del banquillo ché. Quique volvía a la que fue su casa durante más de 10 años, y sus apostantes directivos tuvieron la corazonada de que se trataba de un nuevo Rafa Benítez. Joven, buena presencia, con hambre de títulos, etc. Así se le presentó a la afición valencianista. Cierto es que Quique logró durante las dos temporadas que dirigió al conjunto de Mestalla de manera íntegra acabar entre los cuatro primeros, pero según parecía no tenía intención de ir más allá de eso, lo cual puede que no sea poco, pero desde luego, si un equipo como el Villarreal ya se marca como objetivo mínimo entrar entre los cuatro primeros, qué menos que uno como el Valencia no aspire a dar un poco más de guerra. Y naturalmente, cuando los resultados no acompañaron al equipo, Quique Sánchez Flores fue destituido. En su lugar llegó "Tintín", aquel rubito reciete que lanzaba obuses con el pie, "el héroe de Wembley", Ronald Koeman, de quien mejor no recordar su etapa en nuestra entidad. Digamos que se pasó "de Guatemala a Guatepeor".
Ahora bien, según parece el consejo de administración supo aprender de los errores, y por fin se ha apostado por un técnico que verdaderamente es un adicto al fútbol, un auténtico aprovechador, que no explotador, de recursos. Un entrenador joven, emprendedor, consciente de que entrenar al Valencia, pese a todo, no deja de ser una perita en dulce, ya que hablamos del Valencia. Y lo más importante, que posee unos factores de los cuáles deberían tomar nota sus homólogos que le antepusieron. Factores tan dignos de ser emulados por todos como la humildad y la aceptación de los recursos que se tienen al alcance. Hablamos de Unai Emery, por supuesto, un hombre que por el momento no sólo mantiene al Valencia en lo más alto de la tabla clasificatoria, sino que además ha sido capaz de recuperar a jugadores defenestrados como Albelda, Edu, o el ejemplo más claro, Manuel Fernandes, quien ha pasado de ser criticado a ser coreado por el público de Mestalla. Recuperar jugadores que se daban por perdidos es una labor doblemente rentable. No solo aprovechas los recursos que en su día fueron considerados morralla, sino que además, en concreto el caso de Manuel Fernandes, te ahorras en todos los sentidos la obligación de completar el hueco en la plantilla que en su día supuso. Y por descontado, no se trata de una tarea fácil. Pues bien, Unai Emery ya lo ha conseguido en el poco tiempo que dirige al Valencia.
Además, si volvemos a recordar a sus antecesores, podremos comprobar cómo alguno de los anteriormente citados se cerró en banda y negó la oportunidad a excelentes jugadores que "tuvieron la desgracia" de ser fichados por directores deportivos con quienes no mantenían una buena relación. El ejemplo más claro ocurrió con Juan Mata. El fantástico jugador burgalés no gozó de su oportunidad hasta que Quique Sánchez Flores fue destituido. No es difícil recordar la mala relación que el técnico madrileño mantenía con Amedeo Carboni, quien tuvo el gran acierto como director deportivo de adquirir los servicios de Juan Mata. Con Unai, esas cosas tienen pinta de ser inviables. Y es que el entrenador vasco tiene claro un concepto que sus antecesores parecían no tener asumido: en un equipo, todos tienen que remar en el mismo sentido. El equipo es lo primero, por delante de los lucimientos personales, y por supuesto de los rencores, los cuáles no tienen cabida en una tarea de equipo, bajo ningún concepto.
Desde el Cuentagotas blanquinegro, deseamos expresar nuestra más sincera enhorabuena al consejo de administración del Valencia Club de Fútbol por haber aprendido de los errores del pasado, y materializar esa acción en la adquisición de los servicios de Unai Emery, a quien deseamos un futuro plagado de glorias, con el cual, en consecuencia, todos seremos glorificados.

3 comentarios:

dos mentirosos dijo...

esperemos que emery sea lo que necesita el valencia, pero habrá que tener paciencia porque seguro que llegarán momentos complicados. Bueno y sobre los comentarios de Quique... en fin, que se os ve el plumero!

Anónimo dijo...

Si no fuera por Villa...


Marca Registrada - Un diario no personal

Cuentagotas blanquinegro dijo...

Tío, que Quique defenestró a Mata es una realidad. Pero solo es una pequeña muestra de lo lamentable que es esta persona como entrenador. Por muy organizado que quiera tener el equipo, se lo carga todo en la gestión de plantilla y recursos.
Jamás dio muestras para que los jugadores confiaran en él como ahora está haciendo Emery.
Por ejemplo: echar las culpas a los jugadores tras una derrota y sumarse a los meritos cuando se ganaba, es lapidarte la confianza del equipo.